El gran campeón
Esta temporada de 2009 ha sido del Barça de principio a fin. Pep Guardiola sin duda se ha estrenado de la mejor forma en que podía. El entrenador del club entra y consigue el triplete: liga, copa del rey y la champions.
El encuentro mantuvo la tensión en el equipo blaugrana durante diez minutos. Porque a partir de ahí marcó Eto y el equipo de Guardiola empezó a poner contra las cuerdas al Manchester. Y otro gol se vería durante el partido: Messi que sentenciaba el encuentro y terminaba de minar la moral inglesa.
El miércoles fue sin duda un gran día para el fútbol español: uno de sus equipos conseguía la champions y con ella completaba el triplete. El Barça hacía historia. ¿Pero esto fue enteramente así? ¿La alegría fue toda la que debiera?
La afición
Cuando gana el equipo al que apoyas es lógico festejarlo y pasar un buen rato. La multitud llena fuentes, toca los pitos de los coches, enseñan sus banderas, sus bufandas, chillan… Todo esto es genial, perfecto.
Pero en esta vida la libertad de uno queda limitada cuando topa con la libertad de quienes te rodean. Y está bien querer hacer una celebración pero no cargarte la fuente, puedes pitar con el coche, pero no darle una patada a un retrovisor…
Algunas de las noticias que ensombrecen este gran momento para el fútbol se han visto en diversos medios y no hay ni una ni dos, sino cuantas uno quiera con tener paciencia y acceso a internet.
En eurosport y en terra (y supongo que en cualquier web dedicada al deporte) se puede leer que se han dado 19 arrestos y 18 de los mismos antes del encuentro. Borrachos y peleas. Se contabilizan tres heridos por arma blanca. Y afortunadamente estos datos son nimios, se podría decir que no pasó nada. Pero de lo que quería hablar es de ese sector mínimo que da mala fama al resto de aficionados.
Esos violentos ensucian el nombre del deporte y de los verdaderos amantes del buen fútbol. Lo triste es que estas noticias se repiten cada vez que hay un partido de estas características.
No hay que mezclar fútbol y política
El dinero y la política lo terminan por ensuciar todo. Inclusive el deporte. Por eso hay que poner una barrera entre ellos. Si bien el dinero es el motor del deporte como evento y espectáculo la política no tiene ni debe tener ninguna cabida en dicho espectáculo.
Un buen amigo aficionado al fútbol se deprimía el otro día. Él es madrilista y le dije que debía alegrarse porque el vencedor era un equipo español. «No es eso lo que estoy viendo». Mi amigo se refería a quienes lucían banderas catalanas y decían «no somos españoles».
El fútbol es el fútbol, un deporte donde once jugadores tratan de meter más goles en la porteria contraria que los que se marquen en la propia. Ni más ni menos. Gane uno o gane otro mañana te levantas igual, no te van a subir el sueldo o te van a regalar un coche.
Un evento deportivo no es el lugar para decir que eres independentista. De hecho no creo que Eto habla catalán, aunque igual me equivoco, sólo era un ejemplo. Y lo mismo se puede decir de utilizar cualquier deporte para exhibir cualquier tipo de ideología.
Otro amigo que es blaugrana le sienta muy mal no poder lucir su equipación del Barça sin que le digan: «no eres español». Mi amigo es español. De hecho es muy patriota.
La política para los políticos y en el deporte se apoya a los deportistas. Sin nada de fondo. Porque el deporte debe ser deporte, debe ser demostración de pura habilidad, de que los grandes den el mejor de los espectáculos. Y cuando acaban es el momento de dar la mano a los que no han ganado e intercambiar la camiseta. Irnos todos juntos a tomar una copa, ¿Por qué no?
Y para acabar y dejaros un buen sabor de boca si os gustó el partido os recomiendo que visitéis damepelota donde ha colgado una buena colección de fotografías del encuentro. Disfrutadlas.
Y a los del Madrid, ánimo, que seguro que un gran equipo como el Madrid muy pronto estará dando guerra y haciendo buen fútbol.